domingo, 29 de mayo de 2011

La sutil ideología del olvido

En la idea de Guatemala o de las llamadas Guatemalas se esconde la idea de un sujeto con características muy particulares, que se torna ideológico cuando se toma la llamada Guatemala inmanente como fundamento de la lógica de la pertenencia y de la lógica de la diferenciación, que propone Oswaldo Salazar en la entrevista realizada por Marta Sandoval en elperiódico del 29 de mayo de 2011 (http://www.elperiodico.com.gt/es/20110529/domingo/196050/">http://www.elperiodico.com.gt/es/20110529/domingo/196050/).

Quizás la Guatemala, sin s al final, es puesta en una clase media urbana, que reclama un origen europeo, y que con ello trata de diferenciarse de lo que Salazar nombra como las Guatemalas. Es notorio que dentro de la visión de las Guatemalas se incluyen el resto de visiones. A su vez se hace evidente que la idea de Guatemala es tomada como el punto de referencia para considerar a las Guatemalas. Por ejemplo, cuando Salazar afirma que los guatemaltecos no protestan porque no consideran que exista un interlocutor válido, puesto en las instituciones de las modelos occidentales de gobierno y que no se debe a una falta de criterio o de carácter, está tomando como referencia a los sujetos de una clase media urbana que reclaman una identidad occidental. Esto en un primer plano, no obstante con ello está olvidando e ignorando a una gran parte de las personas que integran a lo que el mismo ha dado en llamar las Guatemalas. Por ejemplo, está omitiendo el análisis de las otras Guatemalas que protestan bajo el criterio de justicia y restitución, y no tanto bajo una visión occidentalizada de instituciones válidas o inválidas en tanto efectivas o prácticas. Me parece que el olvido se torna peligrosamente ideológico, cuando consideramos que ha ignorado las luchas indígenas, así como las constantes luchas campesinas que siguen estando vigentes en el país. Pienso por ejemplo en la reciente resistencia de las comunidades del río Polochic a las hidroeléctricas, o a los intentos de desalojos de fincas obtenidas fraudulentamente. Considero que este olvido no es fortuito, sino que es ideológico, porque se está considerando como sujeto a alguien que tiene ciertas características; por ejemplo que “no protesta”, que no es “optimista” (entendiendo el optimismo como los afanes de mejorar o de transformar las situaciones de injusticia) y que no es “ingenuo”, porque no considera que exista una institucionalidad que valide sus luchas por transformar la realidad. Este sujeto que menciona Salazar me parece que es de una clase media y que probablemente exija para sí un origen europeo, además que considere que el resto de personas son masas que no tienen ningún criterio y que por ese motivo tratan de “motivarse” o de ser “optimistas” en iglesias o mítines políticos.

Esta ideología del olvido, y de la consideración de una sola postura dentro de las llamadas Guatemalas, es un modelo totalmente contradictorio. En primer lugar considera que existen dos lógicas; una de pertenencia, que se podría asociar con la de los intentos históricos de castellanización de los indígenas, y por otro lado la lógica de diferenciación étnica, que se podría asociar con las recientes afirmaciones de identidades indígenas. A la lógica de pertenencia le atribuye un trasfondo en la filosofía moderna, mientras que a la lógica de la diferenciación le atribuye un fundamento en lo que llama filosofía crítica. Cuando Salazar habla de una filosofía crítica creo que apela a un principio de diversidad que diferencia lo singular de lo particular de la realidad. En ambos casos me parece que subyace la idea de Guatemala, como construcción de identidad que trata de enmarcarse en un sistema político específico, en este caso las democracias repúblicanas y liberales. En ese sentido, Guatemala funciona como un principio o un fundamento sobre el que se establecen sendos procesos; de una parte se pueden ver los procesos de identidad o de identificación, así como los procesos de diferenciación, pero todos estos procesos formados a partir de la misma idea o del mismo modelo político inspirado en las democracias republicanas, que consideran que la validez de las instituciones depende de que tanto mantienen los intereses de los ciudadanos con cierto estatus económico. Cuando vemos que el fundamento de este análisis es tomar la idea de Guatemala, en lo que Salazar llama la Guatemala inmanente, para analizar a las Guatemalas, comprendo que su análisis olvide a las personas de las llamadas Guatemalas. Sin embargo, no sólo olvida sino que ideologiza cuando toma la idea de la Guatemala inmanente, en los criterios de institucionalidad y de las características de sus sujetos, como el parámetro para analizar a las Guatemalas como el fundamento de estas dos lógicas. El olvido se torna ideológico cuando invisibiliza las luchas campesinas e indígenas, porque tiene que tomar los criterios de un modelo particular y singular para aplicarlo sin más a las realidades de las llamadas Guatemalas de manera absoluta y excluyente.

1 comentario:

Lic. Andrés Gerardo Asturias de León dijo...

La sutil ideología del olvido, es para mí también una ideología del autoengaño, que se delata en palabras de Salazar cuando dice: "La marginalidad misma es una forma radical de levantamiento y protesta. ¿De qué otra manera podemos entender el hecho de que existan espacios marginales en la economía, en la organización social, en las estrategias de representación y las lógicas de reconocimiento y castigo?" Esa afimración y esa pregunta llevan consigo la asunción, de que la institucionalidad "inmanente", neocolonial, no tiene instrumentos de poder que son también instrumentos de exclusión, de que no existe exclusión.

Además, es, en parte, contradictorio que una sociedad se levante o proteste, con el supuesto de que haya un interlocutor institucional válido. Más bien, sucede lo contrario, porque, ¿por qué habría de protestar y levantarse de formas no institucionales una sociedad, si considera que hay una institución que atienda a su lucha? Las sociedades se levantan porque hay un sistema o aparato institucional de exclusión, es decir, una institución que invalida sus derechos, o que valida, legitima o privilegia las exigencias de otros sobre sus derechos. En ese sentido, la lógica de pertenencia se sigue dando como una nueva forma ideológica de colonialismo, en donde ya no sucede que a la clase mestiza o criolla le pertenece Guatemala por la fuerza, sino que ahora al sujeto de clase media, que dice no pertenecer originariamente a Guatemala, reclama para sí también el derecho de reformar las instituciones de la clase dominante, dentro de las que se encuentra, pero que son para esta ideología del olvido, instituciones, o una Guatemala inmanente, a las que también pertenece la población marginal, olvidando y ocultando que no es de ellas de quienes proviene esta democracia republicana y liberal, y olvidando, por lo tanto que su reconocimiento no se reivindica ni tiene porqué reivindicarse dentro de sus parámetros.

Me parece que es parte de la ideología inculcada en la Marroquín, es parte de la tendencia neoliberal a negar la lucha de clases, el materialismo histórico, o sencillamente la historia y la realidad actual, sobre todo del sector menos privilegiado.