martes, 22 de julio de 2008

¿Venerar ó superar?

Tal vez el efecto de haber sido colonizados nos ha dejado implícita la actitud de venerar y aceptar. Esta es una fatalidad histórica que termina por convertirnos en malinchistas. Todo lo foráneo tendemos a verlo como bueno. No sé si será cierto, además no tengo los medios para saberlo, pero se dice que cuando llegaron los españoles a las tierras que hoy se conocen como América, algunos habitantes de las tierras de Mesoamérica pensaron que se trataba de divinidades encarnadas, por el color de su tez y las barbas. Y creo que esa aseveración tenía mucho de cierto, ya que las divinidades no eran precisamente honorables y coherentes con sus palabras; por eso considero que los europeos son los genios del discurso precisamente porque saben ser elocuentes y con ello ocultar sus verdaderas intenciones. Desde ese tiempo Mesoamérica ha vivido volteada a sí misma, con ojos solamente para lo que sucedía en ultramar, en una carrera de asimilación en la que siempre tiene que empezar de cero. Pero el problema no es la asimilación, sino que hemos llegado a un momento en que lo occidental es el modelo que perseguimos, sin que se nos impongan yugos. Parece que la conquista ha llegado hasta el punto en que tenemos un yugo inmanente.

Europa se ha cansado de sus posturas, de sus significados, ahora busca en las culturas vernáculas un sentido que les conduzca a una visión primigenia sobre la vida, que les llene de sentido; cuando sus vidas han conocido la melancolía de la seguridad y la cotidianidad. Pero eso no es todo, ahora que vuelven su vista a las culturas que doblegaron y explotaron por muchos años, se dan cuenta que ese mismo espíritu de reciprocidad que se esperaba de ellos, nos devuelve de manera fatal a ponernos de forma absoluta en sus manos. De tal modo que estando sujetos a ellos esperáramos que no nos abandonaran, es más, que podremos ser socios y hasta amigos que se tienden la mano, como cuando se cultiva una amistad sabiendo que en momentos de penuria la ayuda y la confianza serán recompensadas con creces. Pienso esto por los problemas que están teniendo los inmigrantes latinoamericanos, pero en especial los guatemaltecos, en Estados Unidos y que ahora se vislumbra también en la Unión Europea. Los argumentos que se esgrimen en contra de estas posturas en Latinoamérica son patéticos; se esperaba que los europeos devolvieran la cortesía de la hospitalidad que se les brindó en los momentos más difíciles, tales como las migraciones de europeos pobres a países latinoamericanos después de las guerras mundiales. Pero no debemos olvidar el principio de que el señor olvida muy rápido los favores que le hacen los vasallos, mientras que los vasallos pueden llegar hasta la muerte por retribuir los pequeños favores concedidos por parte de los señores. Otra característica del yugo inmanente e invisible con el que cargamos los latinos.

La filosofía no ha estado exenta de estos vaivenes. Por muchos años mientras me preparaba en la universidad sentía que vivía en dos realidades diferentes; la de los estudios de filosofía, y por otra parte la vida en casa, en las calles, en el trabajo y en mi pueblo. Hasta llegué a pensar que la cotidianidad me distraía de la filosofía y que me agotaba en cuestiones que consideraba “de poco interés”, claro, de manera arrogante pensaba que podía ser como un intelectual europeo que despreciaba los problemas sociales y burgueses para dedicarse a pulir su propio estilo. Sandez más grande no pude haber concebido. Y creo que es el camino que toman muchos que se consideran “intelectuales”, para formar parte de grupúsculos de snobistas que se rinden culto entre ellos mismos.

Mucho se ha dicho que los métodos filosóficos que se han llevado a América Latina han sido modificados de manera tal que se han hecho propios, es decir, para poder aplicar una corriente de pensamiento, por ejemplo el positivismo en el siglo XIX, se tuvo que hacer un trabajo de comprensión por parte de los intelectuales de estas tierras y que eso les condujo a una apropiación de dicha corriente. Todo este juego de palabras para no decir que lo que consiguieron fueron imitaciones de segunda que sirvieron para mantener la hegemonía del sentido europeo, en una oligarquía que se afanaba por recibir la primera tanda de las migajas que les repartían. Este es sólo un ejemplo de estas corrientes que se han venido sucediendo desde los primeros escolásticos, que se preguntaron si los aborígenes tenían el mismo estatus de un cristiano europeo, en cuanto a capacidades artísticas, científicas, religiosas y morales, para llegar a la funesta conclusión que sí podían llegar a ser como un europeo, pero que tenían que ser “educados” en las formas europeas del “buen vivir y del buen pensar”. Bajo esta premisa, se destruyó todo vestigio del conocimiento de estos pueblos. Es evidente que el pensamiento no es inocuo, y que la filosofía no es la inocente búsqueda de la verdad, porque mientras nos dedicamos a asimilar de la mejor manera posible el pensamiento europeo, pensando que es una manera de volvernos intelectuales de prestigio, lo único que conseguimos es repetir de manera dialéctica el destino social al que hemos sido condenados.

Un ejemplo más que evidente es el contexto de la crisis energética actual. Por décadas, se empujó a los países pobres a tomar medidas que se fundaban en un movimiento economicista que consideraba que el mercado y su relación entre demanda y oferta podría llegar a “equilibrar” las relaciones sociales por medio de la generación de riqueza para todos. Mientras los países ricos fortalecían las relaciones entre sus gobiernos y las grandes transnacionales por medio de subsidios y subvenciones; por supuesto, con el incremento de los impuestos a las clases medias. Ahora, los gobiernos de los países pobres no tienen los medios para aliviar la hambruna y la falta de trabajo ante la crisis económica mundial.

Los esfuerzos de asimilación del pensamiento no son pocos, desde los que intentaron implantar los ideales de la ilustración en estas tierras, por medio de introducir los ideales románticos de la antigua Grecia en la educación, en la arquitectura y en las artes, hasta llegar a los intentos de verdaderas ingenierías humanas que proponían la “mejora de la raza” por medio de ofrecer tierras a europeos que estuvieran dispuestos a recolonizar América, y con ello modernizar a los habitantes de estas tierras que se consideraban atrasados y primitivos. Otra de las características que tiene el yugo invisible que aún llevamos; considerarnos atrasados y primitivos, al punto de paralizarnos. El significado de atrasado y primitivo permeó el yugo invisible. De manera tal que en la actualidad se escuchan voces que exigen que para hacer filosofía en América Latina primero tendríamos que asimilar y comprender muy bien la filosofía occidental, para poder luego darle el estatus de sistematicidad y validez a nuestros pensares filosóficos, y con ello tener la ingenua seguridad que seremos tomados en cuenta en el corpus de los filósofos consagrados.

Actualmente se escuchan propuestas que tratan de integrar el pensamiento vernáculo de los pueblos de estas tierras e inscribirlos como pensamiento sin logos europeizante. El problema es que esta propuesta no ha logrado mostrar este nuevo pensamiento sin tener que estar ligado a lo que ya dijeron los mismos pensadores europeos que ya habían analizado la manera en que Europa ha colonizado a muchos países del mundo. Ejemplos evidentísimos como Foucault, Derrida y Levinas podrían mostrar cómo Europa empezó a verse a sí misma. El problema es que estos pensadores que proponen una filosofía intercultural se han quedado en la repetición de los modelos de autocrítica que ya habían realizado los mismos pensadores europeos, con la variante de haberles agregado alguna ejemplificación con la realidad de América y la explicación de algún término. Después de haber comprobado que el mencionado pensamiento intercultural es una adaptación de la filosofía de la liberación, me parece que todo ha terminado en retórica vacía y sosa.

Estados Unidos se ha convertido en un referente importante para los pensadores latinoamericanos. Las universidades más ricas del mundo se ubican en esa nación y por ello cuentan con grandes recursos para la investigación. No obstante, muchos de los que han ido a especializarse en filosofía no encuentran un lugar en la realidad latinoamericana, por haberse preparado en la erudición compiladora de la filosofía, pero no existe un esfuerzo por apropiarse de la tradición filosófica y luego estirarla al punto de romperla y conseguir con ello que se empiece a decir quiénes somos, qué pensamos, por qué creemos en lo que creemos y por qué vivimos como vivimos. Lo cierto es que muchos de estos especialistas en filosofía han terminado por regresar a las universidades que los formaron, desilusionados y frustrados porque sus países no los pudieron “comprender”.

Entonces ¿Tendríamos que echar a la filosofía de América Latina? Creo que no. Pero considero que debemos dar unos tres pasos que nos desorienten desde la falda del volcán, para llegar a donde nunca hemos esperado llegar; creo que es imperativo que dejemos de venerar a la filosofía occidental como si se tratara de la Filosofía Universal, sistemática y única, para empezar a verla tal cual: el camino que se recorre, por medio de la profundización y el conocimiento, para luego decir lo que podemos y debemos decir. No sólo repetirla y guardarla, sino forzarla para que nos permita decir algo nuevo; para encontrarle el espacio que no ha sido indagado, para contar sobre lo que no se ha visto. Para dejar de venerar a la filosofía tenemos que tomarla con nuestras manos y ver que es un esfuerzo de gente como nosotros que trato de comprender su entorno, a veces interrogándose y a ratos desnudando las creencias falsas que se tienen y sólo así poder trascenderla a decir lo que tenemos que decir sin pensar en que se trata de una filosofía desde un lugar en específico. Hoy incito a que cometamos un sacrilegio contra la filosofía, y en nuestro pecado nos convirtamos en filósofos y dejemos de ser decrépitos y exóticos loros parlantes. ¡Creo que alguien sonríe desde el Olimpo de los filósofos!

Marlon Urizar
Frankfurt am Main, 22 de julio de 2008

2 comentarios:

Unknown dijo...

Maron, te felicito por tu blog, qué bueno saber de vos, y de lo que estás pensando en estos momentos, hago este comentario de prueba, para ver si puedo publicar aquí, pon en los extras de comentarios, la publicación de estos en "anónimo", para que podamos hacerte comentarios más fácilemnte.
Saludos.- Aldo Chang

Unknown dijo...

Ah, que buena onda, sí puedo publicar. Pues te insto a que sigas escribiendo, aquí, y nos compartas este oficio que te hace Marlon y que algunos de nosotros, por no estar en la tarea filosófica fuerte necesitamos estímulo mental, jaja. Para seguir aprendiendo. Tanto, aunque no pareciera a veces, en esos pequeños instantes que nos toca decidir, necesitamos alguien que piense alterno a nosotros, para segui creciendo. Tu trabajo, así como tu labor es grande en todo momento, aun cuando pareciera no notarse. Te seguimos, todos la pista. Un abrazo desde la tierra de los volcanes. Aldo Chang